martes, 15 de octubre de 2013

Bajo Hipnosis

El parloteo de la secretaria hace pensar a Julia si fue una buena idea ir allí. También se lo hacen pensar las paredes despintadas del salón, ese temor inexplicable a los edificios tan altos y ese olor a miedo que hay en el aire, sin embargo no hay nada que perder.

Ya perdí lo que más me importaba en la vida, piensa Julia, perdí el amor justo después de empezar a vivir la lo que yo consideraba la felicidad, quedó solamente una casa vacía, un jardín que cada día va ocultando entre su maleza los momentos en que contemplaba el nacimiento de las flores junto a mi amado.
-Julia usted es la siguiente- dice la secretaria y señala la puerta del consultorio. Julia toma su bolso y mientras asiente con la cabeza camina hacia el doctor que espera en su escritorio.

-Señorita, ¿es la primera vez que viene a una sesión de hipnosis? -

-Si- responde Julia,- mi psicólogo me recomendó tomar unas sesiones, dice que aparte de la reciente muerte de mi esposo hay otras cosas pasadas que no recuerdo y que me afectan emocionalmente-

-Empecemos entonces- el doctor señaló el sofá reclinable, -por favor póngase cómoda y escuche atentamente lo que voy a decir-

El doctor comenzó su rutina de hipnosis hasta lograr que Julia quedara dormida, pero alerta, entonces el dejo su péndulo a un lado, para empezar a tomar apuntes sobre lo que Julia decía.

-Julia, ¿Dónde estás?-

-Estoy en el jardín de mi casa, estoy escondiéndome entre los arbustos-

-¿Cuántos años tienes Julia?-

-Tengo 9 años, espera no puedo hablar muy alto me van a encontrar-

-¿Con quién estás jugando Julia?-

No logro ver su cara es muy alto, me arrastro despacio debajo de los arbustos, hasta alcanzar un árbol que está cerca de la bodega de herramientas, oigo sus pisadas, y siento como se enoja cada vez más al no lograr encontrarme. Da tres pasos y se queda observando, mientras él se acerca veo que el cielo se empieza a oscurecer, todo parece muy extraño.

Mi corazón empieza a acelerarse cada vez más, siento como late en mis oídos y en mi cabeza, tomo aire y corro hacia la casa, lo siento detrás de mí pasa, la puerta de la sala justo después que yo lo hago, corro escaleras arriba y me escondo en mi habitación debajo de las sábanas de la cama. Ahora en plena oscuridad solo logro oír pasos afuera que llegan justo hasta la puerta de mi cuarto, oigo como gira la perilla y pienso en lo tonta que fui al no cerrarla; el corazón quiere salirse de mi pecho sin embargo sigo inmóvil sobre la cama.

¿Julia, estás dormida? Pregunta la voz, y caigo en cuenta que es mi padre, que tengo 26 años y no entiendo que pasa.

-Aquí estoy, me quede dormida, entra por favor.-

Él entra en la habitación, sin encender la luz, y se sienta en mi cama.

-Estaba esperando a que me dejaras entrar, dice él sin mostrar su rostro, siempre había esperado que vinieras a la casa así de esta manera, para poder ayudarte.

Empiezo a sentirme mareada y la voz de él se hace lejana.

-Julia, es hora de que vayas con Esteban, míralo está en aquella puerta-

No puedo creerlo es mi esposo, estaba aquí, siempre ha estado aquí. Mi felicidad regresa mientras la habitación en la que me encuentro empieza a caer sobre mi cabeza y el hombre que estaba sobre mi cama empieza a transformarse en una salamandra de piel viscosa pero con cara de humano.

-Esteban, Esteban, por favor espérame.

-¡Julia! ¡Despierta!, dice el doctor,

-! Julia, es momento de que despiertes, estás mezclando la realidad!

Ella abre los ojos, los cuales se ven desorbitados por el pánico, el doctor le dice que todo está bien pero ella contesta:

-No doctor, ahí está Esteban, usted lo trajo a mí, tengo que ir con él y alejarme del demonio que me ha perseguido durante mi vida y que hizo que Esteban me dejara.

Entones Julia se levanta y corre directamente hacia una de las ventanas. Toma una lámpara de pie y golpea al doctor que trataba de tomarla del brazo, luego rompe la ventana, la brisa entra al doceavo piso y ella toma la mano de su amado que la esperaba al otro lado de la ventana junto al jardín que construyeron juntos.

Credito de Arte Fotográfico: 
José G. Arguello González


martes, 1 de octubre de 2013

30


por Mirhiel

Abrió los ojos al escuchar el despertador de su celular, la marcha imperial  de la Guerra de las Galaxias no sonaba diferente ese día, ni el sabor del café y el pan con queso que desayuno. El perfume de Elizabeth Taylor olía igual de bien que todas las mañanas. El papeleo de la oficina tampoco estuvo más divertido, los compañeros no la vieron con más o menos agrado.

No era tan trágico como la gente decía, la cabeza no le exploto, ni siquiera le dolió el estomago; el corazón no le latió más lento ni más rápido. Los zapatos no le apretaron más y tampoco le quedaron holgados. Tampoco perdió los kilos de más que tenia. Y aunque a medio día la ataco la paranoia y se asomo al espejo no tenía ni una sola arruga aun, por el contrario el maquillaje del día se le veía intacto y hermoso. 

Tampoco sintió que su vientre, que no había tenido ningún huésped aun, se empezara a secar.

A media tarde se quedo viendo las manos y tampoco se sentía mal por el hecho de que el único adorno era un bello anillo de plata que su hermana que había regalado meses atrás. Ninguna alianza de oro la decoraba y sonrió porque no sentía el más mínimo deseo de vestir ningún santo es mas se iba a comprar una joya o tal vez una pulsera de Tiffanys.

Su cabello seguía igual de negro, de lacio y de largo que de costumbre. El chocolate que se comió le supo igual de sabroso aunque el chocolate no fuera una de sus golosinas preferidas.

Sus ojos no veían más borroso que los últimos 7 años desde que tenía que usar anteojos para no sufrir migrañas frente a la computadora. El sonido del celular con varios mensajes de felicitaciones no le molesto ni la hizo sentir mal.

Más aun, la voz de él, sonó igual o más dulce que de costumbre cuando la llamo para desearle felicidades por sus 30 años y que el día anterior se lo había celebrado con sushi, regalos, compañía y besos. Fue en ese momento que se dio cuenta que por el contrario aun le hacía falta mucho por hacer. Tenía que comprar una casa, única deuda que deseaba, ya que nunca había tenido ni siquiera una tarjeta de crédito como todos los adultos que ella conocía. Aun tenía muchas películas que ver, libros que leer y escribir, música que escuchar, lugares que visitar, un hijo que criar, un perro que adoptar, comics que leer y dibujar, besos que repartir, pinturas que trazar, un jardín que cuidar, muchos brindis en donde levantar la copa. Diablos… aun había mucho por hacer. El día de su cumpleaños 30 el mundo no empezó a derrumbarse como había pensado, por el contrario se dio cuenta que todo había empezado.


Y quizás lo único que lamentaba es que fuera un lunes.

Credito de Arte Fotográfico: 
José G. Arguello González

martes, 24 de septiembre de 2013

IN LOCO PARENTIS

Por Chriss Ludilostrav

“En quince minutos, cariño” fue lo que, en forma de susurro, con voz afable y alentadora, llegó a los tiernos oídos del incauto y despreocupado niño que, precedido por un dulce beso en la frente, despedía en su puerta a la amada figura materna, que con paso lánguido e inaudible se perdía entre las sombras envolventes de la calle, se perdía entre la noche quieta, impávida y silenciosa, sin siquiera haber vuelto a ver hacía atrás.
    
“Asegura la puerta” fue lo que le pareció escuchar cuando una lámpara de gas se encendía, avisando que ya del día no quedaba sino un recuerdo, una luz débil que con timidez se filtraba aún por entre las cortinas. Había partido a atender algún asunto del cual un niño poco entendía y, por supuesto, poco interesaba.

     La puerta se cierra en medio de un doloroso y oxidado chillido, casi un quejido atormentado, que atravesaba la sala e irrumpía en los nervios del chiquillo, quien, ahora desatendido y confiado a la noche por su madre, recién se percataba de su soledad, la cual comenzaba a parecer planeada, siniestra incluso, que atacaba la volátil y pueril imaginación con algunas varias ideas que estimulaban un temor irracional, que surgían de una fuente imposible de rastrear.

     Buscar una distracción, parecía ser ahora la solución indicada para enfrentar esos quince minutos de abandono que, muy probablemente se tornarían en una hora. Pero en aquel acogedor hogar, ahora un desolado refugio, muy apartado de la realidad, no parecía haber siquiera un despojo de una vieja complacencia. Ni juguetes ni libros representaban ahora un deleite capaz de apresurar el reloj, de hechizar las agujas y obligarlas a correr, tal y como siempre lo hacían cuando entre juegos y risueñas maravillas se esparcía el chico.

     Ante tal angustiosa situación, la razón perece frente a las multiformes sombras que se agitan en la oscuridad, las piernas flaquean, bailan conforme al ritmo de los sonidos extraños que la noche trae consigo, la cordura vacila, se acobarda cuando la mente se atreve a soñar, soñar ahora con el mar inquieto y turbio de ideas y pensamientos que estremecen la realidad, trastocan la percepción, y dibujan el miedo en su forma más clara y concreta, cómo sólo él lo conoce, como sólo usted o yo lo conocemos.

-          Me han dejado solo – dijo el chico con tono débil y dudoso, casi parecía una pregunta dirigida a su presente situación.
-          Te han dejado solo – devolvió una sombra en un eco, afirmando lo que el chiquillo se negaba aún a aceptar.
-          Pero en el día estuve sólo también – dijo con menor fuerza aún, llenando cada sílaba con inseguridad, quebrando el mensaje que intentaba expresar.
-          Pero ahora es de noche – interrumpió el viento antes de que pudiera siquiera terminar.

     ¿Quién comprende el terror infante? La maravillosa idea de estremecer la consciencia que una mañana
despertó la malintencionada malicia de adulto que dictó “ya es edad para comenzar a temer”. ¿Quién podría siquiera presumir de poder esbozar un mapa que pretenda, al menos, interpretar un horror disparatado, casi absurdo, que puede ser provocado por una infinita cantidad de estímulos inocentes? Todos conocemos el asombroso espanto de un niño, una mágica cobardía que transforma una sombra endeble, una muñeca estropeada o un animal insignificante en un delirio de pesadilla. “Temor de niño” etiqueto sabiendo que cometo un error, pues muchos de esos asombros no se despegan de nuestra mente hasta el último de nuestros días. Nos acompañan a través de la vida, guardando nuestras inquietudes con recelo, susurrándonos al oído el ingrato mensaje de “ya puedes comenzar a temer”.

     Pues allí, sólo, abandonado a merced de un demonio, inicia el preámbulo de la tragedia que todos hemos venido a presenciar. La madera del suelo cruje, pero no por sí sola, son pisadas, pesadas y sordas que se aproximan a su ubicación. Y en un segundo, la inescrupulosa imaginación ya ha trazado un perfil completo del invasor: ojos que exhiben una ira implacable, tan similar a la paterna; dedos tan largos como las pavorosas garras de Anansi1; y una lengua tan odiosa como el siseo pernicioso de la serpiente.

     El único fuego que iluminaba la habitación se apaga, no fue el viento, por supuesto que no. La misma llama ha optado por huir, extinguirse así misma, y dejar en su lugar un delgado hilo de humo que se mece en el aire en formas espectrales, dejando oscuridad y nada más. Ahora aquella quimera que sólo un loco sería capaz de imaginar, podría estar respirándole en la cara, y no habría forma de notarlo con la vista enceguecida.

     Finalmente, la puerta recién cerrada es forzada, golpeada, empujada. Alguien urgido a entrar sin permiso insiste en hacerse paso a través del umbral que determinaría el futuro del pobre chiquillo.

     El cuerpo ya ha cedido al miedo cerval que comenzó como un castigo autoimpuesto, y mucho tiempo antes ya lo había hecho el cerebro. Un sudor profuso que inicia en su lúcida frente y termina deslizándose a través de su piel hasta sus ojos, quemando sus jóvenes pupilas. Cada músculo de su cuerpo, contrayéndose sin control alguno, padeciendo un ataque de electricidad que atraviesa hasta la última fibra de su ser. Un frío glacial que recorre toda su espalda, y termina derribándolo contra el suelo. Sólo allí, sosteniéndose las rodillas, meciéndose al borde de la locura, sintiendo un corazón que azota su pecho con latidos severos, inexorables.

     ¿Cuanto tiempo permanecí allí en ese lamentable estado? Quién sabe. Es difícil de calcular cuando no queda un solo sector del cerebro cuerdo. Probablemente fueron quince minutos, pero yo podría haber contado meses, meses largos de riguroso encierro, ahí cautivo dentro de una jaula de pavor déspota y encarnizado. Sin duda es difícil recordar cuando te apalean con agua fría todas las mañanas, y te esposan con esta horrible camisa blanca que te inutiliza los brazos. Por supuesto que me encantaría recordar que sucedió luego, talvez así me dejen salir algún día de esta celda acolchonada, pero cada vez que un atisbo de aparente razón me asalta mientras duermo, lo que veo me conmociona tanto, que prefiero no seguir recordando.
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1Anansi es un dios menor de África occidental que es representado como mitad hombre y mitad araña, en ocasiones como una araña gigantesca. Se le describe como un dios embustero y engañoso


N. del A. “In loco parentis” es una frase latina que podría traducirse al castellano como “En lugar de los padres”, más utilizada en materia legal, que representa que alguien distinto de los padres legales del menor, va a asumir una serie de responsabilidades para con este.

sábado, 21 de septiembre de 2013

44 consejos para escritores jóvenes



1.       Copiar en fichas todos los finales que se nos ocurran para un relato así como sus inicios, probar todas las combinaciones posibles y elegir la más eficaz.

      2.       Contemplar la vida, los hechos, los sentimientos, las cosas, las palabras... con actitud de asombro, de extrañeza, y escribir a partir de las nuevas percepciones que así tengamos de todo ello.

3.       Inventar nuevas formas de enfocar nuestros actos cotidianos y escribir sobre ellos.

4.       Mirar los objetos de nuestra casa como si pertenecieran a otro mundo y escribir sobre la nueva forma de percibirlos.

5.       Inventar un mundo en el que las personas hablen con las cosas y las cosas hablen entre sí.

6.       De entre todas las ideas que se agolpan en nuestra mente, apuntar una; la más simple, la más atractiva o la primera que podamos atrapar, sin preocuparnos por perder las restantes en el camino.

7.       Es bueno relajarse unos minutos antes de comenzar a escribir, concentrarse en la respiración, para dejar fluir los pensamientos; coger al vuelo palabras que pasen por la mente y llevarlas a la página.

8.       Se puede trabajar con listas existentes, tales como las del listín telefónico, la carta de un restaurante o la cartelera de los cines.

9.       Plantearse la mayor cantidad posible de formas de soledad existentes para desarrollar en un texto la que más nos conmueva.

10.   Observar lugares bucólicos y describirlos. Extraer noticias truculentas de periódicos sensacionalistas y ambientar los sucesos en dichos lugares.

11.   Estar alerta cuando nos sentimos angustiados para rescatar aquellas imágenes que dan forma a la angustia.

12.   Escribir sin estar pendientes del calendario, del reloj ni de lo que consigamos; simplemente, hacerlo.

13.   Escribir sobre un tema, elegido a conciencia, que nos produzca la más intensa e íntima liberación.

14.   Imaginar varias situaciones que ocurren en distintos lugares a la misma hora como método para contar algo desde distintos puntos de vista.

15.   Repetir un mismo itinerario mental en distintas ocasiones para comparar resultados y recoger la mayor cantidad posible de material vivencial.

16.   Imaginar un viaje de afuera hacia adentro y otro de adentro hacia fuera de uno mismo y escribir "durante" el viaje.

17.   Planificar un viaje interior por el territorio que sea más propicio para las representaciones imaginarias.

18.   Practicar el aislamiento durante un período programado de tiempo que puede ir desde un día completo hasta una semana, un mes... y anotar lo que experimentamos en ese lapso.

19.   Escribir un texto a partir de la comparación de dos realidades: recuerdos, sueños, experiencias vividas, sonidos, perfumes...

20.   Escribir un texto a partir de semejanzas y diferencias que resulten de compararse uno mismo con otra persona.

21.   Encontrar las palabras que más placer nos produzcan o más significaciones nos provoquen para constituirlas en componentes de una imagen.

22.   Apelar a nuestros sentidos diferenciando aromas, sabores, sonidos, observaciones y sensaciones táctiles de todo tipo para incluir en nuestra lista para constituir imágenes.

23.   Dividir un objeto en el mayor número posible de piezas que lo componen para jugar con ellas en un texto, llamando al objeto por el nombre de algunas de esas piezas o partes.

24.   Inventar situaciones, personajes, conceptos que nos permitan transgredir las funciones del lenguaje.

25.   Reunir todo tipo de géneros y discursos y a partir del contraste entre dos de ellos, para constituir una narración: noticias periodísticas, telegramas, poemas, diálogos escuchados al pasar, etcétera.

26.   Analizar todo tipo de palabras buscando la mayor cantidad de explicaciones posibles que en torno a ellas nos aporta material para un texto o nos permite, directamente, constituir el texto.

27.   Inventar imágenes inexistentes, con mecanismos similares a los productores de frases hechas, y desplegarlas literalmente en un texto.

28.   Tomar una idea conocida y asombrarse frente a ella como si nos resultara desconocida como método para conseguir material literario.

29.   Coleccionar refranes de distintas procedencias para trabajar con ellos en un texto.
30.   Inventar refranes y jugar con su sentido literal.

31.   Prestar atención a los episodios cotidianos, y convertir cada mínimo movimiento ocurrido en un espacio común -un bar, el metro, un edificio, la playa- en un episodio capaz de desencadenar otros muchos.

32.   Elegir momentos a distintas horas del día y describir todo lo que sentimos y lo que sucede a nuestro alrededor, más cerca y más lejos.

33.   Inventariar palabras a partir del alfabeto y crear entre ellas un itinerario, el esqueleto de una historia.

34.   Tomar todo tipo de secretos: un "secreto de familia", un "secreto de confesión", "el secreto de estado", "el secreto profesional", como motores de un texto.

35.   Hurgar en nuestro mundo interior, rescatar de él algún aspecto que no nos atrevemos a expresar y ponerlo en boca de un personaje.

36.   Confeccionar una lista de afirmaciones y otra de negaciones como posible material para un texto en el que se omita algo específico.

37.   Invertir el mecanismo lógico: secreto/confesión, es una manera de enfrentar la ficción. En consecuencia, partir de una confesión para luego inventar el secreto.

38.   Emborronar folios durante diez minutos exactos cada día. Al cabo de cada mes (y por ninguna razón antes) leer lo apuntado. Dicha lectura constituirá una grata sorpresa para su autor. Dado que escribió asociando libremente, el material acopiado será heterogéneo y muy aprovechable para ser transformado en texto literario.

39.   Contar lo diferente y no lo obvio de cada día.

40.   Trazarse un boceto de escritura "en ruta" y atrapar las ideas susceptibles de ser incorporadas a nuestra futura obra.

41.   Recopilar anécdotas ajenas y apropiarse de algún detalle de cada una o de su totalidad.

42.   Del intercambio de textos con otros escritores pueden surgir propuestas y comentarios reveladores.

43.   Imitar una página del texto de un escritor consagrado y comprobar el ensamblaje de las palabras.


44.   Rescatar la espontaneidad del niño. Jugar y crear con todo lo que se tiene a mano.

martes, 17 de septiembre de 2013

Ignis Naturam Renovatur Integram


Era una citadina tarde de aguacero,  como muchas otras, en la que  solía liberarme a las calles de la capital  con el fin de intentar apaciguar mi atormentada mente. ¿Qué clase de sufrimiento podría tener? Era un tipo común y corriente, el típico empleado público con un trabajo burocrático que no odiaba, pero tampoco estimaba y que me daba sustento para llevar una vida lo que se dice “modesta” alquilando un apartamento en uno de los destartalados edificios del centro de la ciudad, en dónde vivía solo. ¡Eso era!, la soledad, la que había borrado lentamente mi alma hasta dejarme totalmente desposeído de una, esa era la raíz de mi mal.  Las caminatas bajo la lluvia me tranquilizaban, me agradaba ver las gotas deslizarse por las grises y barrocas paredes de los viejos edificios, puede que suene patético, pero eso me hacía sentir nostálgico. Otro de los disfrutes de un desalmado cómo yo, era el sentarse a observar el paso de las personas por la avenida,  algunas veces me causaba gracia observarlos sumidos en sus pequeños mundos, otras y debo decir que la mayoría, ansiaba sus insignificantes problemas, porque en el conflicto esta la sazón de la vida, la cual desde hace mucho carecía.

Aquella tarde me dirigí a la pequeña soda desde donde solía pensar todas esas cosas. Encantador lugar, parecía haberse quedado estacionado en el tiempo, con oscuras paredes de madera, sus mesas de metal con plástico y sus cuadros del Corazón de Jesús y la Última Cena. Iba a proceder a realizar mi habitual orden a la robusta  dueña del local, cuando de repente algo cautivó mi atención, una hermosa cabellera roja, peinada delicadamente como los pétalos de una rosa, parecía capturar y reflejar  los últimos rayos vespertinos que se habían infiltrado en aquel lugar.  La cabellera se volteó para dejar asomar un fino rostro de porcelana adornado por dos pupilas azules, ¡aquella mujer parecía ahora brillar con un halo de luz propia! En aquel momento ese encendido cabello prendió la vela de mi corazón y sentí un fuego recorrer repentinamente por todo mi cuerpo ¿Acaso era eso estar vivo? Ese conjunto de emociones se transformaron en un deseo, ella tenía mi alma, tenía que poseerla. Desde ese momento mi vida se transformo en una espiral de dolor, muchas tardes me senté a mirar a Madeleine, que así supuse que se llamaba. ¿Hablarle?, ¡jamás! esa era una habilidad que los desalmados como yo, hace largo tiempo habíamos perdido. Cuánto más la veía más vivo me volvía a sentir, pero mayor era mi frustración. Hasta que de repente  un pensamiento que había intentado suprimir brotó en la forma de una visión onírica, era una oscura voz que recitaba una extraña frase gnóstica que decía más o menos así:

Ignis naturam renovatur integram

Comprendí entonces que  ya no había marcha atrás, debía cazarla para recuperar mi espíritu.

Era otra citadina tarde de aguacero, me había alistado durante semanas ¿meses quizá? poco importa, de la manera más maliciosa, para llevar acabo mi cometido. Aquella tarde la seguí como tantas veces, pero en esta ocasión sentí el pánico que emanaba, esto lejos de refrenarme, extrañamente me impulsó a finiquitar mi misión. Su miedo me hizo conducirla por calles que ninguno de los dos había cruzado jamás hasta  que  en un instante la tuve apretujada contra mi, su trémulo aliento acariciaba mi garganta, ¡cuánto lo disfrute! Usando  oscuras prácticas la sumí en un estado de inconsciencia. ¡Era mía! Recorrí  todo su cuerpo, en especial ese hermoso y maldito cabello color de fuego,  causante de todo este laberinto, lo sostuve bajo a mi rostro y sentí la curiosidad de olerlo, destilaba un aroma similar a los azahares  de esas florecillas de campo, me encontraba disfrutando de aquel aroma  hasta que lentamente todo alrededor empezó a perder su forma, de repente perdí totalmente la visión, un aura de luces multicolores apareció  de forma súbita frente a mi. Sus formas se alargaban y estiraban extrañamente. Luego escuché extraños cánticos  y observé flores que se abrían y marchitaban en cuestión de segundos, nubes atómicas se extendían por doquier y una multitud de ángeles y demonios me acosaban. Madeleine apareció entre todos ellos, vestida en una túnica de seda. Se acercó levitando hacia mí y observé cómo la túnica se empezaba a teñir de sangre. Introdujo la mano en su pecho izquierdo y besándome en la frente me ofreció su corazón encendido en llamas, con su dulce voz me dijo:

He aquí, que yo hago cosas nuevas.”


Un haz de luz me encegueció y lloré, lloré como un recién nacido que despierta a un nuevo mundo.  De pronto me encontré en mi dormitorio, Madeleine estaba dormida junto a mí, nuestro lecho era lentamente abrasado por las llamas. ¿Acaso era eso estar vivo? 

Credito de Arte Fotográfico: 
José G. Arguello González

martes, 10 de septiembre de 2013

Ventanas Paralelas

Por Benecken Guillermo 




Son las seis de la mañana, hoy como todos los sábados me dirijo a recoger a mi novia Grettel al Parque Central de Cartago, como todos los fines de semana nos dispondremos a donar nuestro tiempo y afecto al Orfanato Los Ángeles, lugar que fue nuestro hogar hasta que cumplimos la mayoría de edad, este lugar y su bondadosa directora la Hermana Sonia nos dieron la oportunidad de abrirnos paso en la vida, hoy casi profesionales ella en la rama de sicología y yo en ciencias sociales, con gusto retribuimos cada fin de semana un poco del cariño y afecto que recibimos hacia este lugar y los niños que viven ahí, pero esta mañana mientra espero a mi novia, me tope en el periódico una noticia que sin saber cambiaria el curso de nuestras vidas.

Niños desaparecidos, anoche en un extraño suceso cuarenta niños del hospicio de huérfanos del Hogar infantil de San Francisco de Heredia despertaron esta mañana sin poder dar razón de la ubicación de los niños, los portones y llavines del lugar no fueron forzados…

Antes de poder leer mas escucho la voy de Grettel llamándome.
Matías, como estas?
Bien amor le conteste.
Viste las noticias?, la Hermana Sonia me llamo muy nerviosa, me pidió que llegáramos lo antes posible a ayudarla. Muy bien entonces tomemos un taxi y pongámonos en camino.
Solo nos tomo unos minutos llegar al Orfanato, cuando nos acercamos pudimos observar que habían varias radiopatrullas acordonando el lugar, le pagamos al taxista y solo basto que nos acercáramos al portón para que varios policías nos interceptaran a hacernos preguntas.
Quienes son ustedes y que hacen aquí?, dijo uno de los oficiales mal encarado. Justo cuando nos disponíamos a dar una explicación intervino la Hermana Sonia.
Déjenlos entrar ellos trabajan aquí.
Que pasa Hermana?, pregunto Grettel.
Vamos a dentro, allí les explicare.
Ya estando en su oficina la Hermana empezó a narrarnos los hechos, supongo que leyeron lo periódicos?.
Ambos asentimos con la cabeza.
Lo que paso anoche, fue la segunda vez en esta semana que ocurrió, la primera fue en el Hogar de Niños de Acosta, la misma historia, ni rastro de los niños, ni testigos ni una sola explicación lógica de lo ocurrido, las autoridades se esforzaron por mantener oculto lo ocurrido, pero con lo de ayer se le salio de las manos, un funcionario del ministerio de Seguridad me llamo esta mañana, me comento que estos niños son responsabilidad del gobierno y que dañaría aun mas otro caso de desapariciones, miren ese periódico sobre mis escritorio, ya hablan de secuestros por extraterrestres pueden creerlo?.
Hermana, poco entendemos de lo que esta pasando, pero que quiere que hagamos por usted? Le pregunte.
Quisiera pedirles que se queden esta noche a ayudarme con los huérfanos, algunos empleados del turno no quieren cubrir su horario, están nerviosos.
Estaremos encantados de ayudar, respondió Grettel mientras m tomaba de la mano.

Ese día las horas transcurrieron normales, jugamos con los niños, comimos, de cuando en cuando me asomaba por la ventana y veía a los policías resguardando el lugar y alguno que otro curioso cuchicheando en la acera de enfrente.
Una pequeña llamada María a la que le teníamos especial cariño, me jalo la camisa y me pregunto.
Que hacen esos señores de negro allá afuera?.
Son policías amor, están aquí para cuidarnos le respondí.
No esos, dijo la pequeña, los otros, los que están en el techo de ese edificio.
Un sobrecogedor escalofrío me cruzo la espina dorsal, pero cuando me volví a asomar no vi a nadie, la verdad, todo el día había sentido una extraña presencia, casi familiar, no lo se, no podría explicarlo.
Llegaron las siete de la noche y mandamos a todos a dormir, catorce niños y siete adolescentes, que íbamos a imaginar que a partir de esa noche seriamos responsables de sus vidas.
 Tomamos café  un rato y nos quedamos conversando con los oficiales  de seguridad, poco antes de las ocho de la noche, se despidieron y se fueron a cumplir sus labores en las afueras del edificio.
Voy a prepararme para dormir, le dije a Grettel, ok, yo voy a revisar a los niños, nos despedimos de un beso.
Una vez en el baño, me lave los dientes, tome un poco de agua entre mis manos y me mire al espejo, tratando de entender lo que estaba pasando y mientras estaba sumergido en mis pensamientos, lo escuche, el mas extraño y ensordecedor sonido que había escuchado en mi vida, temiendo lo peor salí del baño corriendo, y me tropecé con el, del golpe caí al suelo solo tuve un par de segundos para analizarlo, tenia una armadura negra y un extraño casco cubriéndole la cara, parecía salido de un película futurista, mi instinto me hizo entender el motivo de su presencia aquí, y armándome de valor me levante para darle un fuerte golpe, pero el ya había anticipado mis movimientos y saco un objeto e forma cilíndrica y me rocío un extraño gas púrpura en la cara que me paralizo inmediatamente, el no se percato, pero aunque no podía moverme seguía conciente escuchando lo que decía.
Alfa Uno a Beta Uno, lo encontré, no fue difícil te sorprenderá verlo, una voz femenina un tanto familiar respondió por su comunicador, muy bien pero creo que el sorprendido serás tu cuando la conozcas a ella, muy bien le respondió el, ajusta los cristales y prepara la resonancia precisa para el viaje de regreso, solo tenemos unos segundos antes que esos policías noten que algo extraño esta pasando.
Después de eso ya no recuerdo nada, me parece que quede inconciente, a la mañana siguiente desperté de golpe mi cuerpo aun no reacciona bien, solo puedo mover la cabeza, Grettel esta dormida en una cama junto a la mía, todos los huérfanos están aquí también, pero ninguno esta despierto, mi siguiente reacción es tratar de reconocer lo que hay a mi alrededor, nuestros cuerpos están vestidos por unos extraños trajes similares a látex pero de un material mas orgánico y no tan brillante, en ellos hay adheridos varios censores inalámbricos, obviamente chequean nuestros signos vitales, en el lugar observo que todas las camillas están en fila en un extremo del salón, el lugar es bastante amplio y todo pintado de blanco, al lado de cada cama, hay un extraño aparato, similar a los que usan en los hospitales pero de diseño muy moderno,  en frente un enorme ventanal con una fascinante vista aun bosque me tomo un momento para levantarme, y trato de despertar a Grettel.

Amor despierta estamos en peligro, no me tomo mucho levantarla.
Matías que esta pasando?!.


Creo que nos secuestraton también, Grettel debemos hacer algo antes de que nos descubran. En que estas pensando?, debemos salir de aquí e informar a las autoridades, mira al final del salón hay una puerta, vamos!.
Y que haremos con los niños?
No creo que quiera hacerles daño, además, están todos inconcientes, no podemos cargarlos a todos hasta encontrar ayuda, nuestra mejor oportunidad es regresar pronto con la policía.
Nome gusta nada dejarlos aquí.
Lo se pero no hay alternativa, apurémonos!
Entonces Matías, puedes abrirla?
Es curioso no tiene tranca, salgamos!.
Juntos de la mano corrimos sigilosamente rodeando el edificio, cuando de repente escuchamos una alarma.
Nos descubrieron Grettel!.
Mira Matías ahí hay un parqueo, vamos.
Una vez que salimos del césped y pusimos el pie en el parqueo notamos algo demasiado extraño, Grettel mira, lo que estamos pisando no es asfalto ni cemento, son placas metálicas!.
Si pero para que serviran, me pregunto Grettel, pero antes de poder buscar una explicación nos topamos con algo aun mas extraño, Grettel mira esos autos, no tienen ruedas!, que es esto una broma?!.
Nuestro extraño momento de confusión fue interrumpido por los gritos de lo que parecían ser guardias de seguridad los mismos estaban armados solo con  una especie de bastones eléctricos.
Matías que hacemos?
Entra al auto!.
A cual?!
El blanco, me gusta el blanco!.
Si pero como se abre, tiene seguro.
Déjame intentar! y para mi sorpresa una voz electrónica salio desde adentro del vehiculo que decía, Profesor Matías Doe reconocimiento táctil, encendiendo motor.
Que?!, Rayos, Grettel solo entra!.
Que hacemos? Matías, tratemos de cerrar las puertas.
Nuevamente se escucho la extraña voz, cerrando puertas, señale rumbo?.
Matías, esta cosa parece obedecerte, háblale!.
Ok, ejem!, computadora en donde estamos?
Estación Científica Ochomogo.
Matías está sobre nosotros.
Y mientras yo me trataba de entender con esta maquina, cuatro sujetos se abalanzaron sobre el vehiculo.
Ok, Ok, llévanos a Tres Ríos
Rumbo trazado.
Y el extraño automóvil se elevo del suelo a una altura de medio metro y empezó a desplazarse sobre las placas metálicas que juntas formaban un camino, los hombres sobre el carro fueron cayendo uno a uno, pero por la baja velocidad de la maquina no salieron lastimados.
En las afueras del edificio uno de los Guardas grito, vamos suban a los camiones pero dos figuras misteriosas salieron del edificio, uno de ellos fue el mismo que me secuestro, aun portaba su armadura al igual que la mujer que o acompañaba pero no logre oír lo que decían.
Alto!, solamente han logrado asustarlos tendremos suerte si no pasan a modo manual y s estrellan contra un árbol.
Por que dices eso?
Recuerda que programaste mi auto muy lento en piloto automático, pasarlo a manual seria o que yo haría.
No me hagas preocupar, conozco tu forma de manejar.
Vamos querida sigámoslos con las motos pero guardemos la distancia, démosles espacio para que se tranquilicen.
Nuevamente en el auto.
Es extraño Grettel, el camino es el mismo, pero solo veo bosque.
Estas seguro que vamos camino a Tres Ríos?.
Si mira a la vuelta de esa curva encontraremos la Delegación de la Policía.
Pero  a la vuelta e la curva no había nada.
No lo entiendo, que es todo esto, donde esta toda la gente?!
Entonces la computadora interrumpió nuevamente. El Centro de Población mas cercano esta en San José.
Un momento, computadora, cuantas personas residen en San José?
Doscientos cuarenta y cinco mil setecientos un personas.
Eso es imposible, ahí viven mas de un millón de personas.
Incorrecto, el área de San José es una de las zonas mas densas del Estado de Costa Rica   pero solo viven setenta y siete mil personas.
Matías mira! Interrumpió Grettel, ahí vienen dos motorizados por nosotros.
Computadora arranca, mejor dicho tienes modo manual.
Pasando a modo manual.
Ok, es sencillo tiene pedal de acelerador, de freno y manubrio, que mas puedo pedir.
Whow, y de un pedalazo me acelero de 0 a 100 kilómetros por hora en unos pocos segundos.
Seguro que puedes manejar esta cosa?
Seguro es como un juego electrónico, Grettel trata de accesar Internet trata de averiguar que esta pasando.
Ok, computadora, Internet!.
Listo.
Computadora encuentra el periódico El Heraldo.
Listo.
Muy bien que ves, parece la edición de hoy, pero solo Habla sobre Ciencia, medicina, deportes, el clima, no hay una sola mala noticia, mucho menos habla de nosotros y los niños secuestrados.
Más atrás, el hombre motorizado le dijo a su compañera. Están acelerando mucho, se van a matar, accesando computadora vehiculo 101223.
Matías escuchaste eso, algun esta hablando.
Vehiculo detente, carga despliega paneles solares y acciona modo de descanzo.
Dentro del auto. Rayos Grettel se apago y mira esos paneles que salieron de la rampa.
Muy astuto, dijo la mujer motorizada, eso mantendrá el vehiculo quieto por unos minutos.
Grettel amor, nos atraparon.
Una vez detenidas las motos junto al automóvil, los dos misteriosos enmascaraos se acercaron a nosotros.
No teman, nunca hemos pretendido hacerles daño.
Así, entonces secuestrar gente y llevarlos quien sabe donde no tiene nada de malo.
Lamentamos nuestros métodos, pero si en algo nos parecemos es que ambos pensamos que algunas pocas veces el fin justifica los medios.
Que?!, en que nos pareceríamos usted y yo?
En casi todo, contesto el y mientras se quitaron los cascos, vimos estupefactos algo que era simplemente imposible.
Eran idénticos a nosotros dos.
Por favor, permítannos presentarnos, mi nombre es Matías y ella es Grettel, como pueden ver, nosotros somos ustedes y ustedes son nosotros pero antes de entrar en mas detalles, que le parece si regresamos a la Estación Científica, les explicaremos todo durante el desayuno, los niños ya deben estar despiertos.
Matías, que hacemos?.
Bien, el controla el vehiculo, así que no llegaremos muy lejos corriendo por el bosque, además, ya tengo curiosidad de ver quien es esta gente en realidad.
Muy bien suban al vehiculo ya debe estar recargado.
Esta bien iremos, pero eso no significa que confiemos en ustedes todo lo contrario.
Tranquilos contesto la otra Grettel, los entendemos, poco a poco verán que no tienen nada que temer.
Ya dentro de la llamada Estación Científica mi doble nos llevo a unos jardines.
Como pueden ver la mayoría de los niños están despiertos y están comiendo un refrigerio, por favor acompáñennos a la terraza para que podamos hablar con más privacidad.
Muy bien le dije, como yo se que la clonación humana en la teoría esta prohibida y en la practica no existen los elementos técnicos para desarrollarla, que diantres son ustedes.
Eres tan impaciente e inquisidor como yo Matías, tu y yo somos casi idénticos, porque este es un mundo paralelo al de ustedes, empecemos desde el principio, nuestra Tierra a igual que la suya tuvo su periodo de revolución industrial, durante ese tiempo dependíamos de las minas de carbón para mantener las maquinas de a época funcionando, hasta que un día, excavando una mina, un grupo de mineros hicieron el descubrimiento mas extraordinario, que sin embargo marco nuestro destino para siempre, por accidente, encontraron una caverna, cerca de una falla volcánica, de algún modo un ecosistema de pequeños mamíferos similares a los topos habían prosperado en completo aislamiento del mundo superior, cuando uno de los mineros trato de captura uno de los extraños animales este, lo mordió transmitiéndole un virus que ataco su sistema inmunológico, este virus es similar a lo que ustedes llamarían SIDA, pero era más pasivo, y se transmitía de manera aérea por medio de un estornudo o tos, así el virus de propagó rápidamente después de una generación nos dimos cuenta que nacíamos infectados y eso hace que nuestra expectativa de vida este entre los cuarenta y cincuenta años, muy por debajo de la de ustedes.
Eso no explica como pudieron secuestrarnos que es lo que mas me interesa saber.
Correcto, en esas minas estas criaturas no fue lo único extraño que encontraron, también habían unos enorme cristales negros, no hemos encontrado evidencia que existan en su mundo, en su momento simplemente fueron extraídos de la mina y puestos e un museo, pero en años recientes descubrimos que tienen unas raras características magnéticas y al ser sometidos a sonidos de baja frecuencia, bueno, eso y una pequeña batería de nuclear, hacen que podamos abrir un vórtices hacia su mundo.
Un momento, interrumpió Grettel, mi Grettel, ustedes nos hablan de sucesos y tecnologías que no existen para nosotros.
Permíteme explicarte un poco mejor, respondió su doble, en nuestra tierra, como lo explico mi compañero ya, tenemos una expectativa de vida muy baja, aquí no conocimos Guerras Mundiales, por que habían muy pocas personas para querer matarse entre si, no tenemos contaminación ambiental ni daños ecológicos, porque los asentamientos humanos manejan una baja población, algunas de las viejas ciudades están prácticamente despobladas  están casi en ruinas, nuestra precaria situación de vida nos ha orientado por generaciones a la investigación científica y desarrollos medico, en estos últimos hemos fracasado en nuestros intentos de curarnos de esta enfermedad.

Es por eso que necesitamos de estos niños, interrumpió el otro Matías, llevamos un par años abduciendo gente de su mundo por pequeños lapsos de tiempo, hemos descubierto por medio de experimentos controlados que ligeras diferencias en su código de ADN los hacen totalmente inmunes a nuestro mal, quizás con mas tiempo y una buena base de sujetos de investigación podríamos sintetizar una cura.
Entonces eso es lo que somos para ustedes, les dije levantándome bruscamente de la silla, nos secuestran sin ningún derecho y nos piensan tratar como animales de laboratorio.
No nos mal entiendas, aquí se les dará de todo, incluso hasta una familia adoptiva a cada uno de estos niños, Matías, comprende lo mal que estamos, además somos concientes de que tenemos un alto porcentaje de probabilidades de fracasar en nuestras investigaciones, lo que nos llevaría a un plan de contingencia, si no tenemos éxito, estos niños podrían representar el día de mañana una nueva base genética para repoblar el planeta, ustedes pueden vivir mas y pueden traer al mundo bebes saludables, tienen idea de lo importantes que son para nosotros, los trajimos a ustedes dos aquí, para que ustedes sean el enlace entre nosotros y estos huérfanos, conoceremos mejor sus necesidades si son ustedes dos los que nos las hagan saber, Matías, Grettel, mírennos, mi esposa y yo somos los que hemos desarrollado este proyecto desde un principio, pero nosotros aquí tuvimos nuestras familias y una vida de oportunidades, cuales son las probabilidades de que los encontráramos a ustedes en su mundo entre tantos millones de personas?, ayer no podíamos creer que estuvieran ustedes ahí mientras los observamos en la azotea de aquel edificio.
Entonces eran ustedes los que María vio?!
Si, los niños son increíblemente perceptivos.
Ok, tu dijiste que el fin justifica los medios para nosotros dos, le respondí, pero aun no has dicho nada que me termine de convencer.
Muy bien, seamos honestos, y me duele admitir esto, en tu mundo, las personas son mas materialistas y ego centristas, ahí las personas no son muy dados a adoptar por lo que la mayoría de estos niños y jóvenes nunca conocerán una familia como le paso a ustedes dos.
Trate de disimular cuando trague grueso, pero que duro es escuchar la verdad de este reflejo de mi propia vida.
Aquí les daremos una familia, una vida, y lo que es aun mas importante, la oportunidad de tener un futuro.
Matías, interrumpió nuevamente la Grettel de este mundo, como ya te hemos dicho llevamos tiempo visitando su dimensión, y nos hemos tomado la molestia de estudiar la situación de su medio ambiente, nos tememos que ustedes son bastante inconcientes del daño que le han hecho a su tierra, la verdad es que hemos logrado determinar que en pocas décadas e sobrecalentamiento global y muchos otros desastres ambientales sumergirán a la humanidad e una crisis alimentaria que comprometerá seriamente la supervivencia de la especie humana, ustedes y todos estos jóvenes tendrán muy pocas oportunidades de sobrevivir a largo plazo en su Tierra.
Hermano, dijo mi doble, tu hablas de secuestros pero la verdad para nosotros esto es casi una misión de rescate, para ustedes y una oportunidad de supervivencia para nosotros, ya ves como el fin  justifica los medios.
Con enorme temor empiezo a creer que tienen razón, al recordar la irresponsable manera en que tratamos como especie nuestro medio ambiente y el desinterés de los gobiernos para mejorar las cosas, no sé, en ese momento no les pudimos dar respuesta, solamente mi Grettel  yo nos tomamos de la mano y vimos a los ojos de manera pensativa.
Un año ha pasado, Grettel y yo nos casamos hace cuatro meses y recién descubrimos que ya esta embarazada, también adoptamos a la pequeña María, hoy, como todos los días, llegamos a trabajo a cumplir nuestro deber.
Computadora reportando, transmisión entrando, limpiando estática: aquí Alfa Uno y Beta Uno, cristales en posición y cargados, prepárense para recibir un grupo de treinta niños y once adolescentes.
Entendido Alfa Uno y Beta Uno, estamos listos para darles la bienvenida a todos ellos, los veremos pronto.

Fin de la transmisión.

Credito de Arte Fotográfico: 
José G. Arguello González